sábado, 29 de diciembre de 2007

CUENTA REGRESIVA.

 
Ha comenzado la cuenta regresiva, se está yendo un año para dar lugar a otros 365 días cargados de emociones, sentimientos y sensaciones. Comienza el inventario de lo realizado y de aquello que queda por hacer, todo se conmueve mientras se organiza otra fiesta en honor al año naciente. Pero todo continúa en la rutinaria vida. Los recuerdos amenazan. Las alegrías hacen vibrar y las tristezas se renuevan. Simple síntoma de cambio de año en el medio del mundanal ruido de cohetes al viento.
 
Mientras todo sigue girando, nuestro ser se alimenta del comercial de la televisión, del griterío radial y de la luminosidad de ese aviso que invita al festejo pero el exterior, el que no solemos mirar, se encuentra abarrotado de gente sin techo, de niños sin pan y de ancianos sin asistencia. Nada ha cambiado. Todo sigue igual, pero continuamos atados a la caja boba o al sonido de esa vieja radio. Hojeamos las últimas páginas de ese diario que pronto será viejo o miramos la pantalla de nuestro ordenador para darnos cuenta de la tragedia del mundo.
 
Nuestra conciencia sigue buscando el lugar para hacerse fuerte. Olvidando los dolores y resucitando las pequeñas alegrías. Pero no tiene tiempo de afianzar el camino hacia la construcción de otro mundo. ¿ O sí ?. ¿Tendremos el coraje de ser más solidarios en este mundo repodrido y partido en dos?. Sólo nuestra voz interior, a la cual deberíamos escuchar más a menudo, nos indicará si estamos en condiciones de enfrentar las tentaciones del capital y ponerlo en evidencia ante nuestros congéneres.
 
Se va un año, comienza otro pero todo continúa en el mismo camino. Sin solidaridad, con mucha riqueza, para pocos y con mucha pobreza, para muchos... Vamos buscando la última botella o el nuevo manjar para nuestra mesa, solamente buscamos festejar que se van doce meses de angustias y de vacilaciones, de alegrías y de tristezas.
 
¿Cuesta mucho pensar en los demás?. Pareciera que es así, que corresponde respetar el mandato capitalista, el de la simple individualidad en lugar del sencillo compartir. No se trata de despojarnos totalmente de nuestras pertenencias, tan sólo de acompañar la vida de quienes están a nuestro lado aunque no sean nuestros parientes o nuestros amigos. Se trata de construir otro mundo que merezca ser vivido por todas y por todos.
 
Por eso, en este fin de ciclo anual, nada mejor que pedir la renovación de lo solidario, del compartir en cada calle, en cada barrio, en cada ciudad y en cada país. Recuperar lo humano en su faceta más benigna, es lo que se impone en tiempos de pobreza espiritual donde el libre albedrío capitalista es el que prima.
 
Que el 2008 sea un año de paz y felicidad para todos los pueblos del mundo, que se constituya en el inicio de una etapa donde la solidaridad le gane al individualismo puro y que nos permita alimentar la conciencia en el otro. No es poca cosa.
 
¡¡ FELIZ AÑO NUEVO 2008 !!!!!
 
Javier Sanz
 
  29/12/07

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