domingo, 21 de octubre de 2007

EN EL DÍA DE LA MADRE...

Día de la Madre en la Argentina. Día de restaurantes llenos y de shoppings atiborrados de gente en libre albedrío capitalista. La televisión sigue vomitando sus promociones como si este día fuese el último. Nada que ver con la verdadera esencia de la relación entre madre e hijos, tan sólo consumismo de la mano del lúgubre dinero en aquellas clases sociales que solamente piensan en lo material para olvidar lo humano.
 
La contracara la encontramos en el sur. Donde el hacinamiento lleva a la obligada convivencia de cuatro o más personas en un simple cuarto de cartón y de chapas, donde se filtra el frío en el invierno y donde se hace insoportable el calor en el verano. Seguramente, no tendrán la bendición capitalista pero conservan el espíritu de la lucha por un futuro mejor para sus hijos. No es poca cosa en estos tiempos donde la pobreza se criminaliza sin límites y donde la represión está a la vuelta de la esquina.
 
Entre la riqueza y la pobreza material, encontramos las diferencias en las esferas humanas. En las diferentes conductas que sostienen y que se transmiten a la prole, para constituírse en el fermento de su personalidad adulta. Pero al capitalismo no le importan los valores humanos, tan sólo la reproducción de su maldito dinero y de su capital en grandes cantidades de la mano del hambre y de la muerte de aquellos seres a quienes arroja al precipicio.
 
Sin embargo, también encontramos la riqueza y la pobreza espiritual y mundana, la que lleva a reconocer los valores de la maternidad; para algunos, de la mano de una caricia a tiempo y del abrazo sincero en el medio de un almuerzo sencillo junto al resto de la familia y para otros, en la inmersión salvaje del consumismo sin otra preocupación que satisfacer las necesidades de la moda y del mercado.
 
Entre uno y otro, ¿cuál será el verdadero sentido de homenajear a quién nos da la vida? ¿cuál será el verdadero espíritu que alimente a nuestras almas?. Dos preguntas y dos respuestas... Si alguien se merece nuestro homenaje es nuestra madre, la que nos alienta y estimula como también nos protege y nos consuela. Pero no es cosa de un día, sino de todos y cada uno de los días del año, porque no puede ceñirse a una fecha preestablecida por los intereses del capital sino a nuestra propia necesidad interna de colmar de felicidad a nuestra alma.
 
Hoy, algunos preferirán la comodidad del mercado mientras otros buscarán la compañía de estar al lado de su madre. Unos cuantos irán a buscarla al lugar donde reposa, buscando saciar su necesidad espiritual al no tenerla físicamente. Pero lo importante es apreciar su verdadera valía en este mundo infernal que se está llevando toda nuestra humanidad en pos del bienestar de esos pocos que pasean por los comercios, antes que ella nos deje en la pesadumbre de la ausencia eterna, que también es presencia...
 
FELIZ DÍA DE LA MADRE PARA TODAS Y PARA TODOS...
 
Javier Sanz
 21/10/07

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