viernes, 20 de julio de 2007

El dulce sabor de la amistad.

Hoy es un día especial, más allá de los artificios comerciales que nos inundarán para sacarnos la enésima moneda que tenemos en el bolsillo. Y tanto es así, que estallan los teléfonos,  que los mails llegan y que los bares están repletos pero eso no es lo que importa en el fondo. Porque la amistad no sabe de dinero, sino de acciones humanas basadas en la solidaridad y en la honestidad.
 
Y quienes gozamos de este sentir, sabemos que tiene ese dulce sabor, el que nos permite disfrutar de la compañía del otro para comprendernos y, a la vez, comprender lo que le pasa. Es la dulzura de la compañía sin horas, del mate en rueda, de la charla infinita... Es el chocolate de la vida que nos hace sentir humanos pese a todo y ello no es poca cosa, para acompañar la alegría huracanada o la tristeza envuelta en cataratas de lágrimas. Tiene el color celeste, como el cielo despejado, que nos llama a la sinceridad a secas y el aroma de la sencillez a toda prueba.
 
Si algo ha querido destruirse es este humano sentimiento, comenzando por destejer la telaraña que nos une a nuestros semejantes, para que no impida el libre albedrío de esos avaros que viven a costa de la división de las esencias humanas. Pero se olvidaron que va más allá de una billetera raleada o de una simple vecindad de ideas y de pensamientos, porque forma parte de lo humano y es algo a lo cual nadie puede escapar ya sea para bien o para mal.
 
Sobrevive a las tormentas más inesperadas y borrascosas que puedan encontrar, porque los seres humanos somos animales de costumbre pero también pensamos y soñamos. Nada, ni nadie, podrá detener la corriente impetuosa de los afectos construidos en la esperanza de ese vivir compartido que nos ayuda en cada momento de nuestra vida.
 
La amistad es como el chocolate: dulce por dentro y fuerte por fuera. Dulzura, que nos ayuda a compartir con los otros que hemos elegido y fortaleza, que nos permite tener la certeza del apoyo esperado en los momentos difíciles o la compañía necesaria en los tiempos de algarabía. El dulce sabor de la amistad es lo que hoy celebramos en esta fecha universal, pero saborearlo y degustarlo, en realidad, es cosa de todos los días y de todos los instantes de nuestra agitada experiencia vital.
 
Y cuando ella se tiñe de color billete, deja de ser real para transformarse en mera ilusión, en mera ficción... Porque sus cimientos están en la solidaridad, en la esperanza y en ese caminar por los senderos de la existencia sin esperar nada a cambio; en consecuencia, de la mano de la humildad mutua y de la unión natural basada en un simple ser y estar, la amistad es el color de la verdad sin concesiones que derrota a la mentira del color billete todos los días y en todos los lugares.
 
¡¡¡ FELIZ DÍA DEL AMIGO !!! No es poca cosa en estos tiempos en donde lo humano se degrada para beneficio de la maquinaria del poder sin límites, de la dominación por el dominio mismo y de la explotación por el hombre mismo. Si existe la amistad, seguirá perpetuándose la especie humana y ello es único e irrepetible como la vida misma...
 
Javier Sanz
 
 20/07/07

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